martes, 27 de enero de 2015

3, 2, 1...

Hola a todos.

La entrada de hoy es una continuación de la anterior, y está dedicada a vosotros. A todos los valientes que os presentáis al #EIR2015 (o al BIR, FIR, MIR, PIR, QIR, RIR). El sueño está a la vuelta de la esquina, lo veis saludándoos con la mano. El examen será puro trámite, un simulacro más.
No importa si esta convocatoria es la primera, la segunda, la vigésima o la enésima. Sólo el hecho de pelear y haber estudiado os hace grandes, muy grandes; no todo el mundo está dispuesto a pasarse un año entero -en algunos casos bastante más-, encerrado entre cuatro paredes y repasándose lo mismo una y otra vez. Os habéis enfrentado a algo para lo que hace falta mucho valor y mucho sacrificio.
La ambición y la ilusión son motores muy fuertes, ¿a que sí?
Sé que con eso que digo no os basta a ninguno; a mí también me pasó. Y si bien el resultado es importante, no hay que quitarle mérito a todos esos meses con el culo pegado a la silla, los codos hechos un criadero de callos y el pelo recogido en un moño choni, de cualquier manera.


El EIR no depende de la suerte, pero yo me puse esta canción en bucle la tarde antes.

Si sacáis plaza, para qué pedir más; sería la leche. Y si no sacáis, pues mirad, ya sabéis un poco más que otros que no se han presentado y por ende no han estudiado. Es crecimiento personal de todas formas.
Pase lo que pase, sentíos orgullosos de vosotros mismos. Sois de una pasta distinta y tenéis mucho aguante.

Además, quiero repetiros que yo estuve como estáis vosotros ahora: asustada y nerviosa, una simple enfermerita novata que creía que no iba a estar ni entre los cinco mil primeros. Y si bien los días previos -léase la última semana-, lo veía todo negro, me aguantaba las ganas de llorar y tenía pensamientos negativos no, lo siguiente, la tarde anterior algo me pasó.
No sé muy bien lo que fue... supongo que quizás la barrera psicológica de "es-la-última-tarde-antes-de-morir-porque-no-voy-a-tener-plaza-ni-de-coña". El caso es que se me fue la cabeza.
Las amigas que se presentaban (al igual que yo), se tomaron la tarde libre: se fueron de compras, de paseo, se pusieron una peli...
Y yo también desconecté, pero a mi manera. Es decir, a las 15.00 cerré los libros... y a las 16.00 los volví a abrir.

"¡Está loca!", diréis algunos, horrorizados.
"¡Eso es algo que NUNCA debe hacerse!", exclamaréis otros, consternados.
"¿Por qué no te tomaste la tarde libre como tus amigas?", preguntarán los de más allá.
"Querría tener la cabeza ocupada", elucubraréis los de más acá.
"En esos momentos ya no se rinde", insistís exasperados.

Los que más se acercan son los penúltimos, los que elucubran. A mí repasar la tarde antes me da seguridad. Muchísima seguridad, de siempre me ha pasado. Aunque sepa que no se rinde. Eso de coger un tema al azar, recitarlo en voz alta y ver que no me equivoco me hace sentir mejor, más "mañana lo bordo".
Sí, sé que no es recomendable hacerlo, pero como al fin y al cabo la que decide soy yo, y además me va bien...
Por supuesto, hice mis pausas -"repaso pero sin martirizarme, que bastante he hecho ya"-, cortaba para oír música, merendar, usar el WhatsApp, pensar en los mil planes que me esperaban a partir del día siguiente por la noche...
A las 9 corté definitivamente. Para bien o para mal.."¡se acabó!", que diría María Jiménez.

Cené lo que se me antojó y me apeteció. Mientras cenaba vi mi película preferida -cada uno se relaja de una manera; aunque por razones obvias no me dio tiempo a verla completa... había que estar descansada-, y a una hora prudente me acosté. Y de verdad, me dormí enseguida, como si no fuera a pasar algo importantísimo al día siguiente. Como si fuera un sábado normal.
Para darme ánimos, la banda sonora de ese sábado la puso mi cantante favorita: Nina Simone.


Letra positiva como ella misma de una cantante que adoro...
¡el EIR no podía salir mal de ninguna manera!

No sé si habré logrado dar ánimos o no. Espero que sí, porque hacen mucha falta estos días.
Descansad, estad tranquilos porque no dudo de que habéis hecho todo lo humanamente posible.
Ahora relajaos.
Espero ver el 31 de enero a las 20:01 #PostEIR2015 como TT :D

Nos leemos enseguida, y espero que me contéis cómo fue la experiencia.

Nurse Lecter

jueves, 22 de enero de 2015

6, 5, 4...

¡Hola!

La cuenta atrás para el EIR/MIR/PIR/FIR/QIR se activó hace mucho, ya lo sé. Pero más vale tarde que nunca.
Habéis estudiado muchísimo y le habéis puesto muchas ganas. No dejéis que los nervios os traicionen. Es normal estar nervioso, pero por favor, mantened un poco de serenidad. Esta advertencia -bueno, realmente el post entero-, va para los que os examináis en general y para aquellos enfermeros y enfermeras (o médicos, psicólogos...) que se presentan por primera vez en particular.

El día de examen -qué lejano el 1 de febrero de 2014, Señor...-, me levanté relativamente tranquila. Creía que iba a estar más nerviosa. Ahora que lo pienso, creo que de pronto la fe que tenía de lograr una plaza empezó a fluctuar. Esa oscilación me duró la mitad de la mañana. A la hora de comer la fe viajó al centro de la Tierra y cuando empecé a ver la dificultad de la mayoría de preguntas del examen subió hasta la estratosfera.
Esto es para que veáis que esas subidas y bajadas anímicas son completamente normales. No os asustéis. Se resiste, ya lo cantaba el Dúo Dinámico hace muuuuuuuuuuuchos años :P




Eso lo primero.

Lo segundo son recomendaciones básicas y prácticas para las 4 horas y media del examen. Están encaminadas sobre todo a los nuevos en estas lides, y desde mi experiencia personal. No intento imponer estos consejos a nadie, sólo los explico por si pudieran servir de algo. Y si bien son de perogrullo, no está de más citarlos como mínimo:

1) Preparad lápices, gomas, sacapuntas, tipex, bolígrafos y DOCUMENTACIÓN la noche antes. Que si lo hacéis la mañana del examen quizás se olvide algo de los mismos nervios y sólo faltaba que justo en la puerta del aula os llevarais la desagradable sorpresa de que os falta el lápiz o mucho peor... el DNI.
No lo sé seguro, pero creo que en su defecto el carnet de conducir/el pasaporte también valen. Pero repito, no lo sé a ciencia cierta.

2) Importante ir al aseo en cuanto lleguéis a la facultad donde os examinéis. Porque si bien os dejan ir (acompañados por alguien de los que vigila el aula), durante la realización de la prueba, yo personalmente no lo recomiendo, porque a mí cortar para descansar me va muy mal; noto mucho más el cansancio al volver a la carga.

3) CRUCIAL llevar agua y azúcar. Azúcar en cualquiera de sus variantes: chocolatinas, caramelos, mini madalenas, mueslis o como queráis; pero lleváoslo, que es importante. Es mucho tiempo y además de que podéis cansaros en exceso, es posible que la cefalea se os encasquete en todo lo alto a las 6:15.

4) Este punto para mí es importantísimo: os dejan tener el bolso a vuestro lado en el suelo. Puede que para algunas chicas no sea relevante. Parecerá una chorrada, pero era una de las cosas que más me angustiaban era separarme de mis pertenencias en una situación así.

5) Preferible llevar ropa cómoda y en capas, para poder quitaros si tenéis calor. Las sillas son incómodas y la calefacción está puesta, normalmente al tope. Yo me puse mis vaqueros más viejos y cómodos y una camiseta de algodón. La cosa no es ir deslumbrantes, sino a gusto. Creo que el EIR fue el primer examen de toda mi vida en el que no vi a ninguna chica/mujer maquillada como una puerta y con unos tacones de vértigo. 

6) El tema del descanso a mitad del examen... Es peliagudo.
A ver, yo personalmente no hice ningún descanso. A las 6 me tomé mi chocolatina, pero sin parar de pensar y hacer el examen. Depende de cada persona. Yo soy de las que cuando desconecta se va a Babia y ya no vuelve ni traída a rastras. Por eso no me paré ni fui al aseo: porque si lo hacía, ya no podría volver a conectarme tan fácilmente. Y me funcionó.
Si a vosotros os va mejor parar cinco o diez minutitos, bienvenido sea el descanso. Haced aquello a lo que estéis acostumbrados... o lo que os diga el instinto. Si éste os dice que mejor seguir, hacedle caso. Si es al contrario, hacedle caso también.

7) PREGUNTA CONTESTADA, PREGUNTA QUE NO SE VUELVE A MIRAR. Anotáis en la hoja de respuestas la opción y os olvidáis de ella.
Es importante asimismo tener claro que no vais a poder contestarlas todas. No se trata de desanimar, sino de advertiros de que es así todos los años y para todos los opositores.

8) ¿Cómo hacéis el examen?
Esto va encaminado a si lo primero que hacéis es leerlo entero para haceros una idea, si empezáis a contestar directamente desde la pregunta 1, si vais buscando las que sabéis u os suenan...
Lo primero antes de ponerse a hacerlo en serio es comprobar que están TODAS las preguntas y TODAS las hojas. A partir de ahí, ya cada uno hace lo que quiera o lo que esté acostumbrado a hacer en los simulacros.
Yo le eché un vistazo y empecé a contestar desde la pregunta 1. Y las que no sabía... "pasapalabra"; me las dejaba para cuando hubiera contestado todas las que sabía. Nada de emperrarme y perder el tiempo, eso pone más nervioso aún.

9) Tema amuletos/superstición.
Uf... aquí también depende, porque cada uno somos de nuestro padre y nuestra madre.
Yo llevé tropecientas cosas que me dieron mi madre y mi abuela -eso sin contar con todas las velas encendidas y oraciones que le hizo gran parte de mi familia al santoral en pleno, de lo cual me enteré después-: estampas, notitas, incluso una hoja de laurel.
Lo que llevé 100% por convicción mía fueron dos cosas: una goma del pelo con un significado especial para mí, y mis Converse de color rojo, que tienen ya nueve años -sí, me las compré alguna que otra talla más grande... xDD-.

Yo creo que a estas alturas ya hablan... si
lo hacen desde luego tienen mucho que contar.
Están rotas, están sucias, están fatal. Pero me han acompañado en grandes momentos de mi vida: conciertos, fiestas con amigas, viajes especiales, exámenes difíciles e importantes, el primer día de la carrera, el primer día de prácticas... Y el EIR no se lo iban a perder. Seguro que me traían energía positiva.
¿Y sabéis dónde estuvieron también? Correcto: en el Ministerio el día de la elección de plazas.
Así que por muy viejas que estén, cuando se rompan (del todo) las tiraré... pero me quedaré con un trocito de lona :)


De momento no se me ocurre ninguna observación más. Sólo deciros que os lo sabéis, que os lo habéis estudiado, que sabréis contestar a muchas cosas.
Confiad en vosotros mismos, id lo más tranquilos que podáis e irá bien.
Mucho ánimo, y perdonad la extensión de la entrada.

Nos vemos.

Nurse Lecter

miércoles, 14 de enero de 2015

Tercera rotación: Tratamiento Asertivo Comunitario

¡Buenas noches a todos!

En este post quiero explicar mi tercera rotación.
Se llama Tratamiento Asertivo Comunitario o TAC, simplemente. Sé que en otras Comunidades Autónomas se llama igual (1), pero no estoy segura de que en toda España tenga el mismo nombre.

Lo que distingue al TAC de otros servicios es el entorno en el que se desarrolla: en los domicilios de los pacientes. Vamos a sus casas (al igual que pasa en Primaria) en coche, y les hacemos el seguimiento allí, les damos medicación o se la inyectamos, entre otras cosas.
Asimismo también llevamos a cabo screenings, en los que incluimos la comprobación de la tensión arterial, la glucemia, el peso, el perímetro abdominal, la frecuencia cardíaca, el número de cigarrillos si son fumadores...
De igual forma los viernes no salimos a la calle: nos quedamos en el centro para la reunión semanal -en la cual le contamos al resto cómo están los pacientes vistos a lo largo de la semana-, preparar la agenda de la semana siguiente, los pastilleros de medicación que entregaremos, revisamos los inyectables administrados esa semana...

Es muy importante en este caso el planteamiento de objetivos con estos pacientes, que son muy variados; desde acompañarles a dar un paseo, desayunar en una cafetería o comprar -sí, sí, vamos con ellos al supermercado a ayudarles con el tema alimentación-, hasta vigilar el estado de su vivienda, la higiene o coordinarnos con Atención Primaria para que acudan a hacerse análisis de sangre o solicitar otras pruebas. Estamos muy "encima" de ellos, como suele decirse.
La frecuencia de la visitas es variable: semanal, quincenal, a veces mensual, o cuando veamos preciso si el estado del paciente cambia.
También tenemos unos "busca" de los cuales los pacientes tienen el número, para llamarnos siempre que lo necesiten; o para llamarlos nosotras con la finalidad de concertar la hora de la visita, avisarles del día que vamos a ir a verles, o simplemente para hacer lo que llamamos "contacto telefónico" (llamada de seguimiento en vez de ir a su casa)

A pesar de que solemos ir al domicilio, es frecuente que los pacientes acudan a talleres de ejercicio físico que se imparten en el centro, o a que les pongamos allí la medicación intramuscular.

Al tener una cobertura tan amplia y una densidad importante en lo que a pacientes se refiere, en el TAC trabajan normalmente seis personas -entre sanitarios, terapeuta ocupacional y Trabajo Social-, sin contar a las residentes que estamos rotando por allí en estos momentos. En ese caso, lo que se hace es que dos o tres van a cubrir una ruta de domicilios, otras dos o tres personas otra, y así. De media, cada pareja o trío hace cuatro domicilios al día. Y se procura que cada grupo lleve encima un "busca".
(A mí personalmente me gusta ir a la ruta de playa, porque si bien mi Comunidad tiene mar, yo vivo en una ciudad del interior... y trabajar al lado del mar es UN LUJAZO ^^)

Realmente lo que más me gusta de este rotatorio es cómo nos ven los pacientes.
Ya comenté en el post de la rotación anterior que ellos están más tranquilos en un entorno no tan hostil como el hospital. Y se nota, de verdad. Si bien en la planta están con nosotras las veinticuatro horas del día, es un estado transitorio: pasado un tiempo vuelven a su casa y si todo va bien, no nos verán más (o por lo menos, no en mucho tiempo).
Las relaciones en el TAC se han ido construyendo con el paso de la semanas y los meses, nos hemos ganado su confianza poquito a poco, y cuando vamos a hacer las visitas domiciliarias se nota que los pacientes nos conocen y se fían en nosotras. Además el trato es muy muy muy cordial; tened en cuenta que al conocer a la gente que trabaja con ellos de mucho tiempo, es un tipo de confianza distinta, más cercana, más sincera. Conocemos los puntos fuertes y débiles de los pacientes, sus miedos y sus alegrías, y ellos también nos conocen muy bien a nosotras.
No sé explicarlo de otra manera.

Además de que ME ENCANTA este servicio -parece hecho a mi medida, siendo francos-, estoy muy a gusto en lo que a profesionales se refiere, porque son todos encantadores, tienen en cuenta lo que digo o propongo y soy una enfermera más. Y los pacientes también me han aceptado muy bien, cosa que me preocupaba un poco no lograr; ya sabéis, enfermera recién salida del horno (el careto de cría pequeña es lo que tiene, ains), con pinta de tener muy poca idea/experiencia, un poco nerviosa al principio... Pero he superado la prueba con creces.


Hasta aquí mi experiencia en el TAC.
Pronto volveré con nuevas entradas. Hasta ese momento... ¡cuidados y repasad mucho, que el EIR ya está aquí!

Nurse Lecter

Bibliografía:
1) Del Busto, F.: "La actividad del ETAC reduce en un 75% los ingresos de los pacientes graves en Avilés"La voz de Avilés. Noticia publicada en su web el día 27 de junio de 2013:

lunes, 5 de enero de 2015

Lectura del mes

¡Hola!

Deberíais matarme; llevo sin hacer "post cultural" desde octubre, ¡y eso no tiene perdón ninguno! Lo peor es que no me he dado cuenta hasta hace unos días, cuando revisaba a conciencia entradas antiguas y etiquetas.
En fin, disculpadme :(

Ahora, vamos a ver si solventamos ese retraso.
Inauguro el año presentándoos un libro. Es de mis favoritos, y es más que probable que, si no lo habéis leído todos, al menos os suene. El título y el nombre del autor a mí me engañaron por completo, pensaba que era otra cosa.

Se trata de "Los renglones torcidos de Dios" (1979), de Torcuato Luca de Tena.

 
Ésta es la edición que yo tengo.

En cuanto al argumento, nos permite conocer a Alice Gould, una detective que recibe el encargo de investigar un homicidio en un hospital psiquiátrico. Y para no levantar sospechas, consigue hacerse pasar por una mujer aquejada de un problema de salud mental. Actúa como una enferma más, compartiendo espacios comunes y relaciones con el resto de pacientes, así como seguimientos y consultas por parte de los psiquiatras.
La historia no está ubicada ni en tiempo ni en lugar. Sólo sabemos que es un hospital psiquiátrico apartado del mundo, e intuimos que está en España por los nombres, pero nada más. Tampoco sabemos a ciencia cierta si estamos en los años sesenta o setenta, pero por ahí andará la cosa.

Además, la documentación de la historia tiene su tela: las patologías están muy bien tratadas, la dinámica de un centro de esas características también, las relaciones entre los pacientes, ídem... está en general tan bien plasmado todo que se diría que el señor Luca de Tena estuvo ingresado en un hospital psiquiátrico.
Y es que realmente fue así.
Se quiso empapar tanto y tan bien para esta novela que convivió con profesionales y pacientes durante unos meses, como un paciente psiquiátrico normal y corriente: con sus mismos horarios, rutinas, espacios comunes. Exactamente igual que Alice Gould, la protagonista. Tanto él como ella se mimetizan en un entorno que les es ajeno.


El hilo argumental de "Los renglones..." es sencillo, pero te engancha. Las tres veces que me he leído el libro desde que me lo regalaron -hará cosa de tres años-, han sido casi del tirón, como si fuera la primera. Me veo imbuida por el empuje de Alicia en su investigación y no me queda más remedio que seguirla.
Aún no me lo he leído siendo residente, las tres ocasiones ha sido como estudiante de Enfermería o enfermera generalista. Si me lo leo ahora creo que lo disfrutaré más, porque aparecen patologías así como para parar un tren: esquizofrenias, depresiones, retraso mental, fobias, fases maníacas... De todas maneras, al ser una novela no hace falta ser sanitario para entender todas las enfermedades que se citan.

También se ha hecho una película, en 1983, pero os confieso que vi la primera escena en la tele y cambié de canal. Prefiero quedarme con la evocación que da el libro a ver una película que no prometía demasiado; o al menos eso parecía.


Y con esto se finaliza el post cultural. De nuevo perdonad la tardanza. Espero que os guste y os animéis a leerlo si no lo habéis hecho ya.
¡Hasta muy pronto!

Nurse Lecter